Artículos
Sección: El
Salvador
Publicado: 2003
(Esta
es una Respuesta de Guillermo Murillo, Asistente de Dirección
de la Asociación Agua Buena, a un Editorial publicado el 29
de Mayo en el Periodico El Diario de Hoy de San Salvador.)
Editorial
Discriminatorio
San José,
2 de junio de 2003
Señores
y Señoras:
Periódico
El Diario de Hoy,
San
Salvador, El Salvador
sugerencias@elsalvador.com
opine@elsalvador.com
Estimados/as
señores y señoras
El miércoles
28 de mayo de 2003, aparece en el editorial de este periódico
un artículo titulado “Lecciones del SIDA para combatir el SARS”,
(ver copia del editorial al final) el cual, además de mostrar
un alto grado de desconocimiento sobre la epidemia, tiene un alto
contenido de incitación al odio y la discriminación
contra las personas que vivimos con VIH/SIDA, (PVVS) y contra los
gays.
Aunque
de primera entrada, el primer sentimiento que me dio al leerlo fue
de rabia, después entendí que es producto del desconocimiento,
la ignorancia y los prejuicios que debe tener quien lo escribió.
Por supuesto esto no lo justifica, porque supongo, sólo supongo,
tuvo oportunidad de informarse previamente y aun así prefirió
dejar que sus prejuicios le dictaran las palabras del editorial.
Este
tipo de comentarios, rebaja el periódico en el que apareció
a un nivel de periodismo amarillista, sensacionalista, instigador
del odio y perpetuador de tabúes y mitificaciones. La incitación
al odio, propia de la época del nazismo es hoy día condenada
por todos los sectores sociales comprometidos en el reconocimiento
de la dignidad de las personas.
Tengo
12 años de vivir con el virus del VIH/SIDA. Ya he pasado varias
veces por esta experiencia de encontrar posiciones oscurantistas en
mi camino. Día a día debo luchar contra este virus mortal.
Lo más difícil en este tiempo no ha sido el virus que
causa el SIDA, sino otro virus, mucho más peligroso y dañino,
es el virus del odio, de la intolerancia, del miedo. Ese virus es
mucho más peligroso que el VIH porque quien lo tiene difícilmente
lo puede reconocer y le causa daño, no sólo a la persona
sino a su familia y a toda la comunidad.
Específicamente
sobre el Editorial, le señalaré algunas incongruencias.
No fue
la permisividad con respecto al SIDA la que permitió su avance.
Fue la desidia y la falta de compromiso de las autoridades políticas.
Fueron todas las informaciones falsas sobre la forma de transmisión
que en la década de los ochenta los medios de comunicación
se encargaron de propagar. Fueron la ignorancia, los prejuicios y
el miedo, los que les impidieron hablar directamente de las formas
de prevenir el SIDA.
No es
cierto que no se hizo nada porque las asociaciones de homosexuales
(a las cuales muy orgullosamente pertenezco) veían toda forma
de control como una invasión a su privacidad. Fueron las autoridades
de salud, también llenas de prejuicios, quienes no aportaron
los recursos suficientes, ni mostraron ninguna voluntad política
por definir estrategias efectivas para detener el avance de la epidemia.
A nivel
mundial, hemos sido los homosexuales quienes más hemos trabajado
por atender a las PVVS, por dar charlas de prevención, por
educar, a personas como usted, y por denunciar las atrocidades que
se han hecho y que se han dicho. (por supuesto hay que reconocer el
enorme esfuerzo de personas no homosexuales que también han
contribuido en la lucha, pero no se puede desconocer o ignorar el
esfuerzo que ha hecho la comunidad lgbt, lesbianas, gays, bisexuales
y transgéneros)
En todos
los países apenas se conoce de un 10 a un 15 % de las personas
infectadas, es imposible conocer o detectar a todas las personas que
podrían estar infectadas. Cualquier persona que haya trabajado
un poquito en este tema conoce muy bien el significado del “período
ventana”. Como parte de mi aporte, le recomiendo que lea los amplios
estudios sobre este tema en los documentos de la Organización
Mundial de la Salud.
Tampoco
es cierto que las personas que vivimos con VIH/SIDA andemos propagando
la infección. La mayoría de infecciones se dan por medio
de personas que desconocen su seropositividad. Por cierto, ¿Usted
ya se hizo la prueba? Si es una persona sexualmente activa, ignoro
si con hombres o con mujeres, la recomendación es hacerse la
prueba y simultáneamente escoger el método de prevención
que más se adecue a sus prácticas sexuales.
No se
puede seguir culpabilizando a las PVVS por la infección. En
este momento, por lo menos entre personas adultas y que tengan posibilidad
de discernimiento, se debe inculcar la noción de la responsabilidad
compartida. Tan responsable es quien infecta a otra persona, como
quien sabiendo que existía algún riesgo en su relación
sexual, la mantuvo sin ningún tipo de protección. Es
muy fácil culpabilizar a los otros, de esta manera disfrazamos
nuestra propia responsabilidad. Pero esto en SIDA no ha servido de
nada.
Aunque
una persona que sabe que tiene el VIH quisiera infectar a las demás
personas, son las demás personas quienes permiten que esa infección
se produzca. Vivimos en un mundo con SIDA. Debemos entender que cualquier
relación sexual puede ser de riesgo si no tomamos las precauciones
debidas, incluido el diálogo franco entre las parejas. En relaciones
sexuales se debe siempre suponer que la otra persona podría
estar infectada, independientemente de si conozco o no el diagnóstico,
de esta manera asumiré una sexualidad responsable y no tendré
que culpabilizar a los otros por mi propia negligencia.
La exclusión
y separación que usted menciona, tiene muchas similitudes con
las políticas de “limpieza social” impulsada por escuadrones
de la muerte en muchos de nuestros países latinoamericanos.
Las políticas de exclusión, de cualquier índole
y por cualquier motivo, son simplemente aberrantes y por lo general
terminan sirviendo para poder ser usadas contra quien las propone.
Concuerdo
con usted al definir la epidemia como una pesadilla, pero no sólo
por las muertes causadas, sino también porque ha mostrado un
lado horrible de la humanidad; que los prejuicios, la ignorancia y
el miedo, siguen dirigiendo la mente de muchas personas y que esto
ha sido el principal impedimento para contener la epidemia.
Dichosamente
esta epidemia también nos ha permitido conocer el lado humano
de la sociedad; en cada médico que nos atiende profesionalmente,
en cada voluntario/a que nos tiende su mano, en cada familia que nos
acoge, nos ama y nos respeta. A pesar de todo soy optimista, cada
día son más las personas de la comunidad que han ido
asumiendo ese compromiso social de solidaridad, lamentablemente no
puedo decir lo mismo de las autoridades políticas y de los
encargados de ayudar a formar una opinión pública, porque,
salvo pocas excepciones, todavía no han podido vencer sus propios
miedos y prejuicios.
Con respecto
al término sidoso que usted utiliza constantemente en su artículo,
refleja su grado de ignorancia y miedo. Hace dos años “corregí”
al Ministro de Salud de Costa Rica, por usar ese la palabra sidoso.
Hace unos meses le envié una extensa carta a una colega suya
de la Prensa Gráfica de El Salvador, informándole sobre
el significado de ese término.
Hoy,
como aporte a su formación, no sólo profesional, sino
como ser humano, humildemente me permito informarle; (copio dos párrafos
de las cartas antes mencionadas):
El término
SIDOSO empezó a usarse de manera peyorativa en la década
de los ochenta, cuando todavía no se tenían claras las
formas en que se transmitía este virus y se utilizó
precisamente para tener un pretexto para discriminar, aislar, rechazar
o negarle servicios a las personas que se habían infectado
con VIH, inicialmente por ser homosexuales
Se era
SIDOSO por castigo Divino, de esta manera se justificaron una gran
cantidad de situaciones violatorias a los derechos humanos de estas
personas. Además se era SIDOSO porque se creía que con
sólo el contacto ocasional se contagiaba, que el virus podía
andar en el aire y esto permitió que tanto el personal médico,
como las propias familias adoptaran actitudes hostiles hacia las personas
que vivían con VIH/SIDA.
Estoy
enviando esta carta con copia a varios medios de comunicación,
con la esperanza que sirva para prevenir, ya no el SIDA, sino el otro
virus, el del odio, la intolerancia y el miedo. Pero también
se la envió a personas y organizaciones que trabajan en diferentes
áreas pero que tienen como norte invariable, la ética
y el respeto por la dignidad de todas las personas.
Con la
esperanza que estas palabras le sirvan para vencer su odio, intolerancia
y miedo por lo “diferente” y con la seguridad que en los próximos
días aparecerá en el mismo diario un editorial rectificando
su posición y disculpándose con las personas que ofendió,
dentro de las cuales pueden estar seres muy cercanos, a quienes esa
posición intransigente las mantiene ocultas.
Atentamente,
Guillermo
Murillo
Asistente
de Dirección
Asociación
Agua Buena
Costa
Rica
www.aguabuena.org
Tel/Fax
506-433-8522
e-mail:
memopvs@racsa.co.cr
(Gracias
a Jaime Argueta por mantenernos informados desde El Salvador)
El articulo
publicado en Diario del Hoy, San Salvador 28 de Mayo, 2003:
La nota
del día:
Lecciones del SIDA para combatir el SARS
Si para
China, Taiwan y Hong Kong ha sido una catástrofe el SARS, imaginemos
lo que sería en un tercer mundo sin médicos ni medicinas.
Las lecciones
que ha dejado el SIDA, son utilizadas para conjurar una amenaza mucho
mayor, la del SARS. En China, y aunque se aplique en casos extremos,
el gobierno ha decretado la pena de muerte para aquellos que sabiendo
que padecen el mal, lo propaguen. En el caso del SIDA, no hay penas
para los individuos que conscientemente continúen infectando
a otros con el mal. El asunto se ve como un tema privado, e inclusive
es prohibido exigir a alguien mostrar exámenes de sangre para
obtener un empleo o para matrimoniarse.
Una pesadilla sobre el tercer mundo
No se
hizo nada para contener el SIDA porque las asociaciones de homosexuales
veían toda medida de control como una invasión de su
privacidad, o una forma de discriminarlos. Nadie, según su
propia interpretación de la ley, está obligado a revelar
con quiénes tuvo relaciones. Al ser así, las autoridades
sanitarias no tienen manera de evitar que anden sidosos sueltos contagiando
a personas inocentes. Esta aberrante postura ha impedido que en nuestro
país se haga el examen de SIDA a violadores, o se separe a
los sidosos del resto de reclusos en las cárceles. A medida
que pasa el tiempo, el porcentaje de infectados irá en crecimiento.
El SARS
se ha podido frenar hasta la fecha gracias a que las autoridades sanitarias
intervinieron a tiempo, lo que ha desatado una carrera para descubrir.
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