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Sección: Honduras
Publicado: Octubre 2004
Honduras y VIH/SIDA: Historias que no cambian.
Mabel Martínez*
El empobrecimiento y la burocracia en Honduras constituyen un escenario
perfecto para que el VIH llegue, se reproduzca y asesine; es una guerra
que estamos perdiendo. Desde el año 2003, gracias a la lucha de de las
PVVS y activistas en Derechos Humanos y con la llegada del Fondo
Global, el Estado de Honduras se ha comprometido a dar tratamiento
antirretroviral a quienes lo requieran e internacionalmente se han
reconocido los avances del país contra el SIDA. Es importante reconocer
que Honduras es el país de la región que más ha utilizado los recursos
del Fondo Global y junto con recursos propios, ha aumentado
significativamente el número de PVVS que reciben tratamiento, aunque
lamentablemente no haya invertido en las terapias de rescate.
Además, es obvio que las historias de miles de personas que viven con
VIH/SIDA no han cambiado mucho, sobre todo en aquellas zonas que no
constituyen prioridad por no tener un registro de casos elevado en
relación a otras. Hace falta voluntad política y sobre todo
sensibilidad para comprender la impostergable importancia de salvar
vidas.
Como en muchos otros países de Latinoamérica, la llegada del Fondo
Global no ha satisfecho las expectativas de miles de PVVS que ven como
su derecho a la vida se diluye en medio de la inexistencia de una
política definida y sostenible, conflictos de poder y tramites
administrativos, en donde pareciera que es más prioritario satisfacer
el compromiso internacional en lugar de dar respuestas a la situación
local.
Según el informe estadístico de la situación de VIH/SIDA hasta marzo
del 2004 en Honduras (con una población estimada de 7,028, 389 para el
2004) el total de casos registrados como VIH positivos es de 20,624, de
las cuales actualmente 2,500 están recibiendo ARVs y se estima que
otras 4,000 PVVS estarían necesitando los ARVs en es este momento. No
sé si las cosas podrían estar peor; pero no por esto dejan de estar muy
mal.
La intolerancia, discriminación y exclusión por razones de condición
económica, género, orientación sexual, étnicas, etc., continúan siendo
los aliados estratégicos de VIH /SIDA y mientras sectores religiosos,
entre otros, se organizan y arremeten contra el uso responsable del
preservativo, la educación sexual en las escuelas y colegios públicos,
el reconocimiento legal de las organizaciones gay/lésbicas, en nombre
de la defensa de la familia, la moral y las buenas costumbres, el
VIH/SIDA entra en nuestras vidas a pasos seguros e imparables.
El Ministerio de Salud ha invertido muchos recursos económicos en
programas de prevención, los que evidentemente no han dado los
resultados esperados, ya que estos programas se caracterizan por el
desconocimiento del contexto social y cultural en que se desarrollan
los sectores más vulnerabilizados por el VIH/SIDA.
Un vistazo a la situación de las PVVS en algunos departamentos de
Honduras
En el Departamento de Comayagua hay 518 casos registrados de personas
que viven con VIH/SIDA (PVVS), 321 de ellas en la cabecera
departamental del mismo nombre. En el Hospital Santa Teresa de esta
ciudad no existe una sala de atención integral para PVVS, por lo tanto
no cuentan con atención psicológica o consejería que se encarguen
exclusivamente de la atención a PVVS. Tampoco se realizan pruebas
diagnósticas, el CD4, ni hay medicamentos ARVs. Para obtenerlos deben
ir al Hospital Escuela de Tegucigalpa y aunque es relativamente cerca
(2 horas) las PVVS en el 90% de los casos son desempleadas, por lo que
en muchas ocasiones no pueden movilizarse. Para encontrar soluciones a
estos problemas se ha organizado un Grupo de Autoapoyo al que
pertenecen aproximadamente 25 personas entre PVVS y afectados por el
VIH/SIDA.
Una situación similar se observa en el Departamento de Olancho que
tiene una población 396,573 habitantes y 177 casos registrados. Aquí no
hay ARVs ni se realizan pruebas de CD4. Existe un Grupo de Autoapoyo al
que pertenecen 18 personas, 9 están recibiendo ARVs en Tegucigalpa, nos
comentan que sólo en lo que va del año han muerto 11 personas a causa
del VIH/SIDA.
San Pedro Sula es la capital industrial del país, con 4,525 casos de
VIH/SIDA, el 22% del total de casos del país. En el Hospital Mario
Catarino Rivas (HMCR) de esta ciudad se proporcionan ARVs, medicamentos
para infecciones oportunistas (I.O.) y se realizan pruebas de CD4. Sin
embargo, en las últimas semanas La Fundación Llaves (una organización
de PVVS de esta ciudad) ha denunciado ante la Secretaría de Salud, el
Programa de VIH/SIDA y la Fundación Hondureña de Lucha contra el
Sida/TB/ Malaria (Mecanismo de Coordinación de País del Fondo Global)
las deficiencias en la atención a las PVVS, el desabastecimiento de
algunos ARVs y medicamentos para I.O. y el hecho de que no se están
entregando los resultados de Carga Viral oportunamente. A estas
denuncias el Programa Nacional de VIH/SIDA ha salvado su
responsabilidad aduciendo que: “hay situaciones sobre los medicamentos
que escapan de nuestro control, en la medida que el HMCR envíe sus
pedidos con dos semanas de anticipación no tendrá problemas de
desabastecimientos parcial o total.”
Las “respuestas” son similares cuando se demanda la introducción de
nuevos ARVs para PVVS que presentan resistencia a los medicamentos que
actualmente proporciona el Ministerio de Salud: “los fondos son
insuficientes, existen otras necesidades urgentes”, siguen las
reuniones para tomar decisiones, la conformación de comisiones, se
determinan prioridades según cifras, parecen no entender que da igual
si es una vida o sin son mil, es sencillamente vida la que se pierde,
mientras, lejos de los escritorios y las mesas de negociaciones hay
seres humanos que sienten como aceleradamente su salud se deteriora sin
esperanzas.
Precisamente las condiciones antes mencionadas obligaron a Allan
Dunaway, un activista PVVS de Honduras y quien desde hace meses está
necesitando ARVs de rescate, a presentar una denuncia esta semana
contra el Estado de Honduras ante la Oficina del Comisionado Nacional
de Derechos Humanos de este país.
En el Departamento de Colón, con una población de 208,680 habitantes
existen 561 casos registrados. Trujillo, cabecera departamental, es una
bahía cuya belleza y empobrecimiento hacen una combinación capaz de
conmover a cualquiera. La población de Trujillo es garífuna en su
mayoría.
Olivia** es una mujer garífuna de diecisiete años, es VIH+, vive en
Trujillo, le han dado el resultado del diagnóstico hace un par de meses
y le han entregado una orden para que se realice la prueba de CD4 y
obtenga medicamentos en Tela, donde funciona una Clínica de Asistencia
Integral para PVVS de Médicos Sin Fronteras, donde se proporcionan
ARVs, se realizan pruebas diagnósticas, de CD4 y carga viral, pues el
Hospital de Trujillo no está acondicionado para brindar este tipo de
atención. Han pasado dos meses; pero Olivia no ha podido ir hasta Tela
por falta de dinero y porque según me dice no entiende muy bien lo que
le está pasando. Su compañero, que es quien toma las decisiones, piensa
que los resultados de los exámenes son falsos, que el SIDA no existe,
que lo mismo se inventaron cuando su pareja anterior murió.
Su amiga Alicia** que pertenece a un Grupo de Autoapoyo de la
comunidad, intenta aclarar sus dudas y le habla de la importancia de
que viaje a Tela para recibir la asistencia necesaria. Olivia habla y
sonríe mucho, habla con naturalidad de su vida, de su condición de hija
y mujer maltratada y explotada sexualmente, entonces es cuando admiro
su capacidad de seguir sonriendo. Ella y su compañero no cuentan con la
información necesaria. Esta situación es parte de la cotidianidad en
Trujillo, la población no esta informada. Las y los jóvenes de las
comunidades Garífunas y muchas otras de este país, que apenas logran
terminar la educación primaria para convertirse en madres y padres de
familia, desempleados y sobre todo con una concepción totalmente
diferente del mundo, no entienden del SIDA, ni siquiera cuando sea la
causa de su muerte prematura.
Sin embargo, a pesar de los compromisos internacionales del Gobierno en
relación a la Lucha contra el SIDA, estas situaciones se han convertido
en parte de un monologo de PVVS líderes y organizaciones de derechos
humanos, chocando siempre con la indiferencia, el silencio y el
desconocimiento de quienes son los que tienen realmente el control, de
quienes deben darnos las respuestas, los que deciden quien vive o quien
muere.
*Mabel Martínez
Asociación Agua Buena
legreec@yahoo.es
** Olivia y Alicia son dos seudónimos, para proteger la identidad de
las PVVS