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Artículos

Sección: Guatemala
Publicado: 1999

Hospicio Provee Rayo De Luz Entre Las Sombras, 
Para Personas Con Sida En Guatemala 

Por Richard Stern

En Guatemala, sólo el 15 por ciento de alrededor de 3.400 Personas Viviendo con SIDA tiene acceso a medicamentos antirretrovirales. A aquellos que no lo tienen, también se les niega frecuentemente el acceso, inclusive a medicamentos para las infecciones oportunistas. El Instituto Guatemalteco de Seguro Social (IGSS) suministra terapia antirretroviral a aproximadamente 450 adultos y a 55 niños que tienen SIDA. Estas personas están afiliadas al IGSS a través de sus empleadores. Sin embargo, la mayoría de los guatemaltecos realiza trabajos independientes en el agro o en tareas domésticas, y en otras pequeñas industrias que no les brindan el acceso al IGSS. Por lo tanto, sólo tienen la cobertura que dan los dos grandes hospitales públicos que tienen el país. Como pacientes, reciben medicamentos para tratar las infecciones oportunistas, pero una vez que han dejado los hospitales deben adquirir sus propias drogas. Fluconizole, que cuesta alrededor de 8 dólares al día en Guatemala, es demasiado costoso para la mayoría de las Personas con SIDA en un país donde un trabajador común gana alrededor de 7 dólares diarios. Forzados a elegir entre alimentos y vivienda o medicamentos, la mayoría no puede costearse los remedios.

En casi todos los casos, reinciden con rapidez. La Fundación Marco Antonio, dirigida por Ana Lucía Estrada, ha intentado llenar el vacío para las decenas de guatemaltecos que fallecen todos los meses de SIDA. La fundación inauguró un programa modelo de Hospicio en octubre de 1999. El Hospicio posee 28 camas y está ubicado cerca de una zona comercial activa en el corazón de Ciudad de Guatemala. Estrada ha sido, durante años, la fuerza impulsora del Hospicio. En primer lugar, convenció al gobierno para que rehabilitara una maternidad abandonada. Luego, obtuvo los fondos para remodelarla. A fines de febrero pasado, pasé un día en el hospicio con Estrada. Una paciente mujer que visitamos en la mañana falleció mientras almorzábamos. Tenía 34 años, y dejó varios hijos. La muerte es una realidad de la vida para las Personas con SIDA en Guatemala. 

El marido de la paciente alojado en otra parte del albergue padecía un estado avanzado de SIDA, pero el personal del Hospicio no le informó acerca de la muerte de su esposa. Mi amigo Douglas Lara, quien trabaja como educador en SIDA, comentó: "Es una vergüenza. En los Estados Unidos estos medicamentos son accesibles. ¿Pero quién en Guatemala puede pagar 800 dólares al mes? La codicia corporativa y la indiferencia internacional están matando a las personas de mi país." A pesar de todo, el reluciente edificio remodelado, con aire acondicionado, es como un oasis para aquellos pacientes que han padecido tratamientos médicos inadecuados, como también discriminación y rechazo de la sociedad guatemalteca. Estrada explicó que su motivación para lograr el Hospicio surgió como resultado de haber visto a dos íntimos amigos morir de SIDA hace ya varios años. "Ambos fueron abandonados por sus familias y tuvieron muertes horribles y solitarias," me explicó. "Siempre me interesanron los proyectos de voluntariado, y solía trabajar para la Audubon Society. 

Pero después de ver lo que ocurrió con estas personas, hice una promesa que dedicaría mi vida a impedir que esta clase de muerte le tocara a otros." Estrada pertenece a una familia con vinculaciones políticas y ha negociado con asesores presidenciales a que se le condone, durante 10 años, el importe del alquiler del Hospicio. Los costos del Hogar Marco Antonio no son bajos, en relación a Guatemala. Cuesta aproximadamente 1200 quetzales al día (150 dólares) por cada cama. Médicos sin Fronteras, que ganó el Premio Nobel de la Paz en 1999, se ha comprometido durante tres años, a aportar al Hospicio 80 mil dólares al año para financiar médicos y enfermeras. Médicos sin Fronteras también contribuye a la adquisición de medicamentos y suministros médicos necesarios para las infecciones oportunistas. Estrada explicó que el Hogar no puede suministrar medicamentos antirretrovirales porque, irónicamente, no habría fondos para tratamientos prolongados una vez que los pacientes mejoran y están en condiciones de ser volver a sus hogares. 

Los medicamentos antirretrovirales cuestan, en Guatemala, alrededor de 800 dólares al mes. Sin embargo, algunos pacientes han mejorado con el régimen de medicamentos para infecciones oportunistas y han podido irse a sus hogares, al menos temporariamente. "Ya no usamos la palabra ´terminal´ para describir nuestros servicios en el hospicio," dice Estrada. "Algunos de nuestros primeros pacientes ahora están en sus hogares junto con sus familias." El personal del hospicio provee consejería exhaustiva a los miembros de las familia de los pacientes. Si un paciente parece haberse recuperado hasta el punto de poder irse a su hogar, los miembros del staff hacen una visita domiciliaria para educar a la familia y ser en consecuencia apta para cuidar al paciente cuando regrese. El Hospicio necesita urgentemente donaciones para cubrir ciertas áreas de su presupuesto que carecen de recursos. 

También son bienvenidas las donaciones médicas. Nota del Autor: Las muertas que presencié aquel día de febrero fueron, como la mayoría de las muertes por SIDA en Guatemala, completamente innecesarias. Todos sabemos que unas pocas pastillas cuyas materias primas son bastante accesibles podrían haber salvado la vida de la paciente, y haberse evitado que sus hijos crezcan sin su madre, y, en última instancia, evitar que quedaran huérfanos. No puedo imaginar el impacto psicológico en tres niños que han visto morir de SIDA a sus padres. El capitalismo carece de control cuando contribuye a la muerte de personas inocentes. He estado viajando por Centroamérica en los últimos seis años trabajando con Personas con SIDA, y he conocido a decenas de personas que ahora están muertas. Lo que más me conmueve es que durante las semanas y los meses en que esta mujer agonizaba, todos los medicamentos que necesitaba estaban en los cajones de empresas farmacéuticas a pocos kilómetros del Hospicio. 

Pero nadie se los dio, porque era pobre. La mayor parte de aquellos que ocupan cargos en organizaciones gubernamentales e internacionales recibiendo pingües salarios, permanecen en silencio, debido a que siempre existe alguien que puede resultar perjudicado si se dijera la verdad. Entiendo que hay que tener paciencia para trabajar y realizar cambios "dentro del sistem". Esto obviamente no sucede en el caso de las personas con SIDA. Mientras tanto, las empresas farmacéuticas continúan con sus ganancias, y las únicas voces que se escuchan son ACT UP y MSF, pero esta última tiene muchas prioridades además del SIDA. ACT UP debería recibir el Premio Nobel por sus esfuerzos y debería recibir la financiación internacional que reciben en la actualidad numerosas organizaciones que cointinúan trabajando "dentro del sistema" mientras miles de personas mueren todos los días. La "burocracia mundial del SIDA" todavía sigue durmiendo.

 

Para más información:

Ana Lucia Estrada
Fundación Marco Antonio
Tel: 502-365-8295
502-334-5059
Fax: 502-365-8465
e-mail: fundamaco@guate.net 

Autor: Richard Stern, Ph.D.
Director, Agua Buena Human Rights Association
Tel/Fax 506-2280-3548
e-mail: rastern@sol.racsa.co.cr 

 

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