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Artículos

Sección: El Salvador
Publicado: Marzo 1999.

El Salvador: Personas Que Viven Con Vih/Sida Se Organizan Para Combatir La Discriminación

Por Richard Stern

Una visita de una semana a San Salvador, la capital de El Salvador, revela que las personas que viven con VIH/SIDA (PVVS) en este país enfrentan temor, discriminación y la constante sombra de una muerte que se aproxima. Los medicamentos antirretrovirales están disponibles sólo para personas que pueden comprarlas privadamente. La terapia triple cuesta cerca de US$700 por mes, en un país donde el ingreso per capita es de menos de US$300 mensuales. El Instituto Salvadoreño de Seguro Social (ISSS), que asegura al 20 por ciento de una población de seis millones, incluida la mayor parte de la fuerza laboral, actualmente provee sólo AZT a PVVS. EL 80 por ciento de la población afectada por el VIH/SIDA no tiene seguro médico y recibe únicamente atención médica esporádica que no incluye AZT ni muchos de los medicamentos utilizados para tratar infecciones oportunistas. 

Hasta octubre de 1998 había 2,455 casos con diagnóstico de SIDA en El Salvador. El 75 por ciento corresponde a hombres y el resto a mujeres. San Salvador, la capital y única ciudad principal, tiene más de 1,600 cases. Según estadísticas oficiales, el 77 por ciento de los casos se encuentra en la población heterosexual y sólo el 12 por ciento corresponde al sector homo-/bisexual. 

Sin embargo, la mayoría de hombres homosexuales que viven con SIDA con quienes conversé indicaron que habían reportado falsamente a sus médicos que eran heterosexuales para evitar una mayor discriminación. Juan Carlos, de 27 años, dijo: "Sé que mi médico odia a los homosexuales y ha llegado al extremo de decir que los culpa por diseminar el SIDA aquí. Le dije que yo había adquirido el virus de una prostituta, y al menos me trata mejor que a algunos de quienes sabe que son homosexuales". 

Un creciente movimiento conformado tanto por pacientes que tienen seguro como por quienes no cuentan con éste pretende cambiar las cosas. La organización no gubernamental ha contratado una firma legal para presentar a la Corte Suprema una apelación para desafiar la incapacidad del ISSS de ofrecer medicamentos antirretrovirales. Los abogados prometieron presentar la apelación a mediados de abril. Durante mi visita a El Salvador también tuve la oportunidad de organizar un pequeño taller para unas 35 PVVS, centrado en las estrategias para el acceso a medicamentos y mejores cuidados médicos. Algunos de los temas cubiertos incluían cómo escribir una carta eficaz denunciando la discriminación y otras violaciones, así como estrategias que las personas afectadas pueden utilizar para desafiar legalmente la decisión de su gobierno de no proveerles medicamentos. También describí en detalle, para el grupo, las acciones tomadas por las PVVS en Costa Rica en 1997 que tuvieron como resultado un dictamen de la Corte Suprema que ordenaba que el sistema nacional de cuidados de salud de este país provea los medicamentos antirretrovirales a personas costarricenses que viven con VIH/SIDA. Actualmente, 450 pacientes están recibiendo estos medicamentos y las cifras divulgadas por el Ministerio de Salud revelan una reducción del 60 por ciento en la tasa de mortalidad --de 102 muertes en 1997 antes de la terapia triple a 44 muertes en 1998 después de dicha terapia-- aunque aumentó el número de casos diagnosticados. San Salvador es una bulliciosa ciudad de contrastes. Junto a los brillantes centros comerciales y las nuevas carreteras, los barrios de la clase trabajadora están plagados de crimen. 

Mi visita coincidió con las elecciones presidenciales del 7 de marzo, cuando fue electo Francisco Flores (39), candidato por el partido centrista ARENA. Las elecciones fueron pacíficas. La guerra civil salvadoreña de los años ochenta es hoy sólo un recuerdo. En el centro de la ciudad abundan los vendedores ambulantes, autobuses y ola tras ola de gente que se escurre precariamente entre automóviles que se conducen a altas velocidades. Las historias de abuso y discriminación que la gente me relató son escalofriantes y ominosas. Las personas que pertenecen a una minoría discriminada deben aceptar situaciones que representan una amenaza para su vida debido a la renuencia de la sociedad a reconocer el grado existente de abuso y discriminación y a tomar medidas para controlarlo. Carlos, de 40 años, me dijo que había sido sacado del hospital del ISSS donde estaba siendo tratado por una infección oportunista; el médico a cargo de su caso le informó que otros pacientes tenían prioridad y que las camas eran escasas. Desesperada, su familia retiró los magros ahorros que tenía y pagó por un hospital privado donde Carlos se recuperó rápidamente. Pero fue despedido de su empleo cuando su jefe descubrió que él tenía SIDA. 

Mario, quien tiene apenas 17 años, describió la forma en que fue enviado a una centro residencial juvenil después de que su madre lo echó de la casa al enterarse que estaba infectado por el VIH. Esto ocurrió luego de que un trabajador de cuidados de salud, sin el consentimiento de Mario, la llamó para informarle acerca del diagnóstico. En el centro al cual fue enviado, la trabajadora social reunió a todos los jóvenes y, frente a Mario, les dijo que él tenía SIDA y que debían evadirlo. Pedro, quien falleció el pasado 11 de marzo, fue hospitalizado las últimas dos semanas de su vida en un hospital del ISSS. Agregando sal a la herida, su médico se rehusó a firmar un certificado de discapacidad médica para que Pedro pudiera recibir su salario mientras se encontraba en el hospital. Su hermana tiene la intención de denunciar este caso a las autoridades gubernamentales. No existen en El Salvador leyes que protejan a las PVVS contra la discriminación. Dos países vecinos, Costa Rica y Nicaragua, aprobaron leyes contra la discriminación en 1998. Odir Miranda, presidente de Atlacatl, la Asociación Salvadoreña de Personas que Viven con VIH/SIDA, se ha revelado públicamente como PVVS y continúa dirigiendo el movimiento que busca el acceso a los nuevos medicamentos. Odir es afiliado del ISSS, al cual contribuyó su pensión durante casi ocho años de empleo y hoy critica y resiente el tratamiento que el ISSS le ha dado. "Pagué una porción de mi salario al ISSS por tantos años para recibir cuidados de salud, y ahora no quieren completar la obligación que tienen para conmigo, principalmente porque a quienes tenemos SIDA se nos considera fácilmente desechables por la sociedad. Nuestro valor es menor porque supuestamente somos malas personas por haber adquirido el VIH", dijo. 

Miranda también destacó que entre uno y dos miembros de Atlacatl mueren cada mes. Odir, quien tiene 30 años, recibe la terapia triple de un donante anónimo de California y los medicamentos han mejorado su salud de una manera dramática. En julio de 1998 estuvo severamente enfermo a causa de varias infecciones oportunistas y su peso se redujo a 90 libras. Uno de los principales diarios del país, La Prensa Gráfica, lo entrevistó y fotografió en su cama en el hospital. Tres meses después, con una obvia mejoría como resultado de la ingesta de la terapia triple, el diario publicó una historia de seguimiento de su caso, con varias fotografías de página completa que ilustraban la dramática recuperación de Odir. El pasado noviembre, el mismo diario lo nominó para "Personalidad del Año" junto al alcalde, la esposa del mandatario y otras celebridades. Odir no ganó, pero se ha convertido en un activo y visible vocero de la comunidad afectada por el VIH/SIDA. Odir también viajó en noviembre a Washington para presentar un testimonio ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos acerca de las violaciones a los derechos humanos de las PVVS en El Salvador. 

Sin embargo, la CIDH actúa muy lentamente y todavía tiene que emitir un informe sobre sus hallazgos. La Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos de El Salvador es una organización gubernamental que evalúa asuntos relacionados con la discriminación. En un dictamen emitido el 8 de febrero de este año, la Procuraduría indicó que el ISSS es responsable de la provisión de tratamiento adecuado, incluidos los medicamentos antirretrovirales, a las personas afiliadas que viven con SIDA. Sin embargo, Marcos Valladares, asistente del director de la Procuraduría, reconoció que el dictamen no es legalmente vinculante. "El ISSS ha sido notificado acerca de nuestra decisión y le hemos solicitado una respuesta. Continuaremos con este caso", declaró. Odir tiene la esperanza de que el dictamen de la Procuraduría pueda ser utilizado positivamente en la apelación que será presentada a la Corte Suprema. Durante mi visita también me reuní con varios médicos salvadoreños quienes apoyan decididamente el movimiento para el acceso a medicamentos en El Salvador. 

Pero, por increíble que parezca, dijeron que no podían expresarse públicamente pues el ISSS ha emitido veladas amenazas en el sentido de que sus empleos podrían estar en peligro debido a tales actividades. Quizás el momento más conmovedor y dramático en mi corta visita a San Salvador fue la reunión que tuve en el Hospital Rosales con Walter Izaguirre, un hombre de 27 años quien se encuentra severamente enfermo a causa de tuberculosis asociada al SIDA. Este hospital es parte del sistema de salud pública que brinda cuidados al 80 por ciento de la población que carece de un seguro médico. Walter accedió a firmar una petición solicitando medicamentos para salvar su vida y apenas podía tomar el bolígrafo. Su cuerpo se convulsionaba por los espasmos de tos y sus sábanas estaban manchadas de sangre. Entregué la petición de Walter en la oficina del Ministro de Salud, pero es claro que hasta que se tomen acciones legales en nombre de las y los pacientes, nada cambiará. Al día siguiente me reuní con el Dr. Rolando Cedillos, quien dirige el pabellón de SIDA del Hospital Rosales. 

Él fue cándido e indicó que no están disponibles muchos de los medicamentos necesarios para tratar infecciones oportunistas. Entre éstos se carece de ciprafloxina, pirimotamina, itraconazol y sulfadiazina. COMENTARIOS DEL AUTOR En los últimos dos años, mientras he vivido en Costa Rica, he viajado a Panamá, Nicaragua, Honduras y El Salvador. He trabajado con personas que viven con VIH/SIDA, asistiéndolas en el proceso de formar organizaciones fuertes de manera que puedan actuar eficazmente contra la masiva discriminación social y médica que enfrentan. En Costa Rica, las PVVS han tenido grandes éxitos y hoy día constituyen un grupo verdaderamente empoderado, con excelentes capacidades de cabildeo. El dramático éxito de la terapia triple para reducir la mortalidad y hacer posible que personas seriamente enfermas puedan volver a ser parte de la fuerza laboral productiva indica que el gasto para los nuevos medicamentos está siendo equilibrado por beneficios económicos muy tangibles en la sociedad. Un informe divulgado indica que el gobierno de Costa Rica ha ahorrado dinero al comprar la terapia triple debido a la reducción de la utilización de camas hospitalarias, así como de las pensiones estatales pagadas a PVVS. 

La creciente visibilización de la población afectada por el VIH/SIDA también ha tenido un significativo impacto positivo en la prevención. En Panamá hay un fuerte grupo de pacientes, PROBIDSIDA, dirigido por un médico, Orlando Quintero, quien vive con VIH/SIDA. La apelación que presentaron a la Corte Suprema para recibir medicamentos antirretrovirales fue rechazada en diciembre con base en tecnicismos, pero el grupo someterá en breve una nueva apelación. En Nicaragua y Honduras la situación es lúgubre y desalentadora. Los efectos del huracán Mitch relegaron los asuntos relacionados con el VIH/SIDA a un segundo plano y los grupos de PVVS en estos países aún no cuentan siquiera con los medicamentos básicos para infecciones oportunistas. La terapia antirretroviral parece ser totalmente inaccesible en el futuro próximo. Cuento con información adicional sobre la situación en cada país. Las donaciones (suministros médicos o aportes financieros) son bienvenidas y hacemos todo lo que podemos para que éstas sean utilizadas de la mejor manera posible y beneficien a las poblaciones meta. Por favor comuníquese conmigo si desea recibir mayor información. A Odir Miranda se le puede contactar en el número de telefax: (503) 220-0015 

Richard Stern Correo-e: rastern@sol.racsa.co.cr Tel/Fax 506-2280-3548 Apartado 366-2200 Coronado, Costa Rica 

Traducción: Laura E. Asturias / Guatemala leasturias@quetzal.net  *Tertulia* http://www.cuidese.net/tertulia/  

 

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